sábado, 20 de agosto de 2011

Capítulo 363. "San Fermin Dia 0: Los Preparativos"



Sonando: QUE POR QUÉ TE QUIERO (Carlos Mata)


Se ha convertido en una costumbre el tener que madrugar cada vez que viajo a pegarme la fiesta padre en algún lugar del mundo, y San Fermín no iba a ser una excepción. El día antes, eso si, me fui a dormir pronto para... ¡los cojones!, el día antes estuve en el Antikaraoke, junto a Clarita, cantando el "Detroit Rock City" de Kiss, y demostrando una vez más al mundo, mi talento ilimitado para hacer el gilipollas.

Pues allí estaba yo, un Martes, de vacaciones y levantándome a la misma hora que cuando voy a currar, fantástico. Habiamos quedado en la estación de Sant Andreu la primera parte de la expedición formada por Joan, Juan (cuanta variedad), Iñaki, Miguel y yo. Llegué el primero, como de costumbre, y poco después aparecía Joan, que no es que fuera puntual, sino que pensaba que habíamos quedado antes, o sea que realmente llegaba tarde. Al poco vienen Iñaki y Miguel, sólo faltaba Juanito, que andaba perdido por las calles de Sant Andreu gracias a una falta de coordinación a la hora de quedar con su primo Joan. No tardamos en estar todos y salir para Estación de Sants.

Llegamos a la estación y subimos al tren sin mucha novedad. Tomamos asiento en nuestros lugares asignados una chica me pidió relacciones intimas pero yo le dije que preferia moverle la maleta. Los asientos estaban, como no, al lado del bar, no tardamos en visitarlo descubriendo lo sumamente torpe que era el camarero. El resto del viaje lo pasamos sin novedad, pusieron una peli que no recuerdo, de hecho nadie la vió, preferimos escuchar la música de Joan, que llevaba cascos pero la escuchaba todo el tren, en los momentos en que se quitaba los cascos, la música no paraba, ya que Joan nos cantaba aquello de "y por qué te quierooooo, porque me besaste cuando era el momentoooo" perteneciente a la banda sonora de Topacio.

Llegamos a Pamplona en loor de multitudes, pillamos el autobus y nos fuimos al centro. Llamé al tio que nos alquilaba el apartamento y me dijo que tenia para un rato, o sea que nos fuimos a la zona donde estaba el piso y nos metimos en un restaurante cercano a comer.  Comimos unos platos combinados mientras teorizábamos sobre la relación entre "Topacio" y San Fermin (y todavia íbamos razonablemente sobrios) y respirábamos un agradable perfume fritanguero.

Justo cuando estábamos a punto de pagar suena el movil, era el señor que nos alquilaba el piso, creo que se llamaba Luis, pero como no estoy seguro y estábamos en Pamplona diremos que se llamaba Gorka, que mola mas. Nos encontramos con Gorka en un bar, todavia no se quien era ese tio porque lo único que hizo fue decir "aquí están los dueños del piso, si necesitais algo o quereis entrada para los toros o un balcón me llamais" y se largó mientras los dueños nos acompañaban al lugar.

¿Sabeis ese cuento en que hay una princesa secuestrada en lo más alto de la torre del castillo que vigila un dragón?, pues resulta que la princesa murió de vieja y al dragón se lo llevó el circo de Angel Cristo, vamos que la torre quedó vacia y ahora la alquilan para San Fermin. No se cuantos pisos eran, se que no había ascensor y que varias veces comentamos instalar un campo base en la mitad y seguir el ascenso el día siguiente. El caso es que llegamos, hicimos reparto de habitaciones y, lejos de ponernos a descansar, aprovechamos la inercia del movimiento y fuimos a hacer compras.

Fuimos al Caprabo, y llenamos un carro con toda clase de viandas, por un momento tuvimos la esperanza de que hubiera servicio a domicilio, desgraciadamente se había pasado la hora y ya no servian o sea que nos tocaría hacer la escalada cargados de bolsas. Por suerte nos pudimos llevar el carro (legalmente que quede claro) y la subida de la compra no fue tan traumàtica como nos pensábamos.

Tocaba descansar, a todos menos a dos pringados que tenian que devolver el carro y recuperar el DNI de Juanito..., por lo tanto uno de ellos tenia que ser Juanito, y el otro fui yo... .Una vez recuperado el DNI, fui con Juan que tenia que comprar sus artefactos "sanfermineros", o sea pantalones, camiseta, faja, pañuelo, vibrador, etc... . Cuando íbamos de camino, Iñaki llamó y nos sugirió amablemente que fueramos a comprar hielo ("si no traeis hielo no entrais" fue más o menos lo que dijo) para el día siguiente.
Tras hacer las comprar, nos acercamos a una caseta diminuta con un señor enorme dentro, de hecho más que una construción en la que hay un señor dentro parecía un señor al que le habian construido un kiosco alrededor. Le pedimos un par de bolsas de hielo, el señor, muy amable, nos dijo que hasta el día siguiente no tendría hielo, nos fuimos desolados a buscar hielo en otra parte, pero no nos hemos alejado ni dos metros cuando el señor nos dice "¡un momento!", nos acercamos y nos dice bajando la voz "no quiero que le compreis el hielo a los chinos"..., en eso que cierra la persiana y lo vemos salir..., "seguidme", nos dice.
Fuimos detrás de él entre perplejos y acojonados, llegamos a una puerta, el señor nos dice que esperemos y al rato sale con dos o tres bolsas de hielo, nos hizo un precio especial y aun así creo que todavia nos salia más barato en los chinos.

Por fin llegamos a casa y tocaba descansar, Juan se fue a la habitación con su primo y yo me metí en la que compartiamos Miquel y yo, que era la habitación del amor, muñecas, colores pastel, una lampara de fantasia y corazoncitos en relieve en el techo.

Después del ¿merecido? descanso, poco a poco nos fuimos desperezando y reuniéndonos en el comedor. Aparecimos todos menos Joan que hizo su entrada triunfal a eso de las 9 en calzoncillos y cantando "y porqueeee te quierooooooo...". Ya estabamos listos para dar un paseo, fuimos a la plaza de los australianos (todavia sin australianos) y nos comimos un mini-pincho de tortilla (del tamaño de un trailer de 3 ejes aproximadamente) y un manjar de dioses (que allí llaman bola de pimiento).

Continuamos dando un paseo, vimos una feria a lo lejos, y por algún motivo extraño Joan se empeñó en que teniamos que ir. Bajamos una cuesta bastante pronunciada en busca del ambientazo del siglo que Joan estaba seguro que habría en la feria, cuando llegamos..., cutrerio. Las ferias son una de esos elementos extraños que todavia no han entrado en el siglo XXI, los mismos señores en la tombola con parloteo horrible y micros excesivamente altos, la misma música estilo Camela en los autos de choque, las mismas atracciones, etc, etc... . Evidentemente, como corresponde a un día previo a San Fermin, el ambiente era nulo. Dimos una vuelta y nos volvimos, por suerte había una especie de ascensor que subia en diagonal que nos transportaba de nuevo a la civilización ahorrándonos la subida.

Tras intentar reservar infructuosamente en el restaurante de la sopa de pescado para el día siguiente, nos tomamos una sangria, un helado y nos fuimos al piso a dormir, todos excepto los "juanes", que se quedaron en busca de fiesta. Al poco de llegar a casa, abatidos, aparecieron Juan y Joan, no encontraron fiesta, les tranquilizamos, al día siguiente no sólo no tendrian que buscarla, sino que no podrian huir de ella.

Puro_Trap. Preparado para el rock'n'roll.

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