sábado, 11 de octubre de 2014

Capítulo 474. Amsterdam Día 2: "Ella se llamaba Manolo"

Previously on Puro Calling: "Nos llamó la atención las escaleras, estrechas y muy empinadas, cuando las subias era fácil golpearse las rodillas con el escalón de encima, uno se podria preguntar como coño harian si un día tienen que subir un piano por allí..." (Capítulo 473)



Sonando: GET UP OFFA THAT THING (James Brown)


Despertamos el segundo día entre el piar de los pajaruelos y el mugir lejano de las vacas holandesas (supusimos que eran holandesas porque mugian en holandés). Desayunamos y poco antes de salir apareció Scott que nos ofreció unas pastas que el mismo habia preparado, estaban muy buenas aunque igual las pasas sobraban para mi gusto.
Hoy era el día del Free Tour que, como su propio nombre indica, es un tour gratis, o sea, una de las pocas cosas por las que no se paga en Amsterdam. Nos fuimos al bus con el tiempo un poco justo y, una vez llegamos a la estación, cogimos un tranvia, el destino era la Plaza Damm o sea que nos subimos en uno al azar.

Nuestro guia se llamaba Manuel, un gallego muy majo que empezó hablándonos un poco de la historia de Amsterdam, nos explicó que Amsterdam tiene canales para regular el nivel del rio Amstel y que periódicamente se bombea agua al mar. Fuimos hacia el barrio Rojo donde Manuel nos prohibió terminantemente sacar la cámara de fotos, nos explicó dos características de los holandeses, que les gusta mucho el dinero y que son muy prácticos. Vimos la iglesia vieja llamada Oide Kerk (iglesia vieja) y pasamos bastante rápidamente hacia el barrio chino. La verdad es que si que es un poco incómodo eso de ver chicas en un escaparate pero no da ni la mitad de miedo que salir un día del Camp Nou, pasar por la zona de las universidades y que una ¿señora? de dos metros te diga "hola guapo" con la manguera en la mano.

En el barrio chino vimos el templo budista un poco de pasada y seguimos hacia la zona donde estaba el antiguo edifico de aduanas de Amsterdam y donde se encontraba la sede de algunos gremios de la ciudad (y de los masones). Tras un par de historias sangrientas pasamos por el barrio judio, que se reformó en los años 60 y que actualmente podria pasar por una calle de Hospitalet.

En la siguiente para nos explicó el porqué de las casas tan estrechas, y es que, en Amsterdam, se pagaban impuestos según la anchura del edificio. Esto desemboca en casas muy estrechas, escaleras imposibles y problemas en las mudanzas, es por ello que todas esas casas estrechas tienen un gancho arriba para que se suban los muebles desde fuera y, es por ello también, que las casas se hacian con una leve (algunas leve otras menos leve) inclinación hacia adelante para que así los muebles no fueran rascando la pared. Esto hace que Amsterdam este llena de casas torcidas (también influye la humedad y los cimientos), si amigos, los que hayais estado en Amsterdam no veiais casas torcidas por el efecto de vuestro globo aunque vete a saber, igual las estabais viendo rectas.

Llegamos a la torre que está justo al lado del mercado de las flores y paramos a hacer un break. Seguidamente fuimos hacia el Amsterdam Museum (en el que había una foto enorme de Cruyff) e hicimos una parada obligatoria ya que un grupo de torpes argentinas se habian separado del grupo, allí estuvimos un rato hasta que Manuel, volvió sin las perdidas, no volvieron a aparecer, tampoco las echamos de menos.

Seguimos hacia el barrio de Joordan y volvimos a acabar en el "Homomonument" donde Manuel nos explicó la historia de Anne Frank y de la revuelta contra los nazis en Amsterdam. Maite se había pasado todo el tour intentando responder a las preguntas de Manuel, algunas veces con más éxito que otras, finalmente Manuel se rindió, acabó aceptando que Maite sabia más que él  y le entregó su acreditación del Free Tour. La particularidad del Free Tour es que te cobran al final y tu pagas lo que quieras (como si no quieres dar ni un euro), Maite aprovechando que llevaba la acreditación intentó cobrar ella, pero no coló. En resumen, si vais a alguna ciudad que tenga Free Tour aprovechad, porque realmente vale la pena.

Ya hacia falta una cerveza y nos fuimos a una cerveceria típica llamada Windmill Brouwerij (nombre muy fácil de pronunciar). Justo al lado de la cerveceria está el Molino de Gooyer, la intención inicial era hacer el tour de la cerveceria donde explican como fabrican su birra pero cuando llegamos ya no quedaban plazas. Como consuelo me tomé una cerveza artesana llamada Brouwerit'tij, otro nombre tremendamente fácil de pronunciar, de hecho la manera de pedirla es decir "this" señalando. La cerveza estaba buenísima y sirvió de aperitivo para un bocata que nos comimos en un bar de enfrente (en la cerveceria solo había cacahuetes y poco más para comer).

La siguiente parada era Bejijnhof, un patio interior del que nos había hablado Manuel, que es como una especie de remanso de paz en medio de Amsterdam. Por lo visto es una comunidad de monjas y señoras mayores, donde no se permite que se haga ruido, allí vimos la segúnda casa más antigua de Amsterdam que es de madera. También había una capilla y sí, mucha tranquilidad. Seguidamente fuimos dando un paseo hasta la sinagoga, un edificio sin mucho interés aparente sobretodo porque no se podia entrar.

Estuvimos haciendo tiempo y paseando hasta la hora del crucero, hoy tocaba cenar pizza en un barquito. Anduvimos por Plaza Damm y alrededores, nos hicimos una foto con un toro y luego con una vaca, ¡y sin setas!.
Antes de comenzar el crucero pizza nos dieron unas hojas donde elegiamos la pizza que queriamos y el postre (un poco como el Puerto Plata pero sin tanto alcohol), además te ponen algo para picar (olivas y pan de ajo basicamente) y la bebida está incluida en el menú, además, si es un refresco te lo rellenan gratís algo que no está mal pero que ganaria si se pudiera hacer con la cerveza o si el refresco no fuera Pepsi.
Teniamos unos altavoces en la mesa que amenizaban la velada con música de James Brown, ¿por qué James Brown en un crucero-pizza en Amsterdam?, pues no se el motivo, pero si algún día me quejo de que me pongan música de James Brown en cualquier sitio teneis permiso para matarme. La zona en la que estábamos sentados estaba al descubierto, una señora japonesa sugirió que la taparan pero el resto de pasajeros le hicimos entender amablemente que, o la dejaba abierta o le dábamos una paliza y la lanzábamos al canal con una piedra atada a los pies (no sin antes hacerle tragar el palo para hacer selfies que llevaba).
El barco nos llevó haciendo ruta por los canales de la ciudad mientras que las camareras iban haciendo también de guias turísticas e iban explicando por la megafonia los sitios que íbamos visitando. En un momento del recorrido, el barco para unos 15 minutos y alguien se baja a recoger las pizzas solicitadas. Cenamos mientras el barco recorria los canales, empezaba a oscurecer y a refrescar bastante, cuando la señora japonesa de antes se encontraba al borde de la hipotermia decidimos que ya era el momento de pedir que pusieran la cubierta.
En resumen el crucero estuvo muy bien, es una bonita manera de recorrer la ciudad, cenas razonablemente bien y fue el único momento del día en el que no estuvimos al borde de morir atropellados por una bicicleta. Después de un día bastante ajetreado, y aunque no era muy tarde, decidimos volver al hotel a coger fuerzas.

Puro_Trap. Pizzero de agua dulce.

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