martes, 17 de diciembre de 2013

Capítulo 400. "Donosti Día 3: La Concha de..."



Sonando: EL ROMPEOLAS (Loquillo y los Trogloditas)


Diria que el segundo día descansamos aun mejor que el primero, tocaba encarar nuestro último día o mejor dicho nuestra última mañana donostiarra. Los dos dias anteriores habíamos fotografiado La Concha (hablamos de la playa, no de una señora) desde el Aquarium, desde el Ayuntamiento, desde el paseo, desde el Peine del Viento, desde el Monte Igueldo o desde el palacio de Mirarmar, vamos que teniamos una perspectiva de la playa desde todos los ángulos posibles, solo nos quedaba una perspectiva, la foto de la playa desde la propia playa, vamos lo que viene siendo pisar la arena.
Mientras Maite se preparaba yo salí en busca de otro cajero, esta vez fui a uno cercano a la parroquia de San Ignacio, si consultais el capítulo anterior y leeis mi opinión sobre las catedrales lo podeis aplicar perfectamente a este templo.
De camino al cajero escuché por primera vez a gente hablando en euskera, por lo que sospeché que no eran de Donosti ya que allí el euskera se utiliza para saludar (Kaixo), despedirse (Agur) o decir gracias (Eskerrikasko)..., hay algún loco que de vez en cuando también lo utiliza para el Buenos dias (Egunon) y supongo que alguno también el buenas noches (creo que Egunoff).

Salimos más o menos a la misma hora del día anterior (con la calma), dejamos las maletas en el hotel y fuimos a desayunar. El día estaba oscuro pero no llovia, el viento había remitido bastante, hacía un día agradable dentro de la desagrabilidad. Tras una breve parada en el monumento a Don Quijote y Sancho bajamos a la playa. En la playa descubrimos que había una especie de pasaje cubierto abajo que nos hubiera venido bastante bien dos dias antes cuando el cielo cayó sobre nuestras cabezas. Vimos por allí un señor que estaba haciendo una escultura en la arena  que no sabemos que era, pero tenia un escudo de la Real Sociedad en el centro.
Pisamos la concha por fin, después de ver la playa desde todos los angulos de Donosti, ahora veiamos Donosti desde la playa. En la arena había unos símbolos extraños que no supimos descifrar, también algunas personas paseando perretes y si, también algunos frikis bañándose. Muchos de ellos salian del balneario, curioso espectáculo ver a unas señoras mayores que salian a corriendo a toda velocidad, se bañaban y volvian a toda velocidad de nuevo. Yo no podia ser menos que esa gente que se metia en el agua!, en un acto de valentia fui hacía la orilla y toqué el agua con mis dedos, después salí corriendo. Así esquivando perros y señores/as que corrian entrando o saliendo del agua estuvimos un rato paseando, y volvimos a subir al paseo. Allí vimos el bicing de Donosti, pero solo habia una bici y sin pédales.

La siguiente parada era un retorno al mercado en busca de nuestro amigo el "Cabracho". En el camino hubo un momento de crisis en que mi movil murió, pero tranquilos, volvió a resucitar. De camino al mercado vimos alguna protesta callejera, el cartel estaba en euskera y todas las protestantes eran señoras (menos un infiltrado). Una vez comprado el cabracho fuimos a la zona del Kursaal a estar un rato sentados de relax mirando a la nada, haciendo tiempo para el último momento "pintxos" del viaje.

Nuestra última comida donostiarra fue en el, ya mítico, Bar Santana, el sitio donde fuimos a comer el primer dia en el que no comimos pintxos a pesar de la buena pinta que tenian los pintxos. Esta vez sí, tocaron pintxos, nos volvimos a poner como el Francisco (el Kiko), la buena pinta que tenian hacian justicia al sabor. Cuando pagamos el camarero mago creo que volvió a hacernos un truco cuando le pedimos tarjetas pero no lo acabé de entender. Al salir Maite fue al cajero, mientras ella sacaba dinero yo me quedé allí al lado mirando a la calle. En ese momento vi pasar una figura que me parecia conocida, salí a la calle y, efectivamente, lo conocia, ¡era Loquillo!, no iba con los trogloditas, solo con una señora que parecia bastante evolucionada. Fuimos persiguiendo a Loquillo por las calles de Donosti, bueno, en realidad no, pero si que durante un rato ibamos en la misma dirección que él.

Se acababa lo bueno, con lágrimas en los ojos (bueno no tanto) recogimos las maletas del hotel y nos fuimos a la estación. Después de algún momento de confusión sobre por donde entrar, subimos al tren.

El viaje de vuelta tuvo poca historia, Maite y yo jugamos unas partidas de cartas al "Mafia" que ella ganó con unas trampas flagrantes. Después, dado el éxito de la ida, Renfe decidió volver a ponernos la película "Un amor entre dos mundos", para después repetirnos el interesantísimo reportaje de audio inaudible y subtítulos ilegibles de la ida sobre el camino de Santiago..., debieron pensar que no habiamos pillado todos los matices del reportaje porque lo siguieron repitiendo una y otra vez sin pausa hasta que aterrizamos en Sants.

A la vuelta Maite y yo nos despedimos en la estación de "Fabra i Puig", le aseguré que ella llegaria antes ya que no tenia ni que bajarse del tren y yo tenia que ir hasta la estación de metro, recorrer 5 paradas y caminar hasta casa. Cuando llegué a Santa Coloma su tren había avanzado apenas la mitad del camino, en los 10 minutos que tardé desde el metro a casa, su tren entró en el hiperespacio y antes de entrar a mi piso ella ya había llegado y estaba en la cama en pijama... . Finalmente, igual que al inicio de este relato triple, yo tenia razón.

Puro_Trap. Concheando.

2 comentarios:

  1. ¡Ja! Qué grande relatando... Por cierto... El señor mesero mago debe ser espectacular...


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  2. El mesero mago nos dejó flipando en colores, sobretodo el primer día que nos hizo un truco con 2 euros, jaja

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